El abuelo de los coches eléctricos 

Del coche eléctrico de Edison a Tesla Motors hay 100 años.


Hoy viajamos hasta el siglo XIX. Una nueva tecnología revoluciona ciencia, máquinas y ciudades enteras. Se llama electricidad, para algunos un hada mágica y todavía inexplicable para la mayoría de los mortales. La Humanidad empieza a descubrir que todo empieza y acaba en el electromagnetismo. Desde el propio átomo, cuya estructura estaba muy cerca de ser descubierta por Rutherford, a la fisiología de los músculos ya descrita por Galvani.

No es extraño pues que otros grandes científicos como Tesla o Edison dedicaran su vida a dominar y utilizar esa nueva e invisible fuerza de la naturaleza. Y en particular aplicada al transporte.

Hasta ese momento, los raros vehículos automóviles que circulaban por las ciudades y carreteras utilizaban el vapor, el petróleo o la electricidad como fuentes de energía. Y, entre ellos, los eléctricos eran los que estaban más avanzados y prometían mayor futuro. De hecho, a finales del siglo XIX, ya existían flotas de taxis eléctricos en grandes ciudades como Nueva York o Londres.

Baterías fabricadas por Thomas Edison

En Estados Unidos, un fabricante en concreto, Cleveland Baker Electrics de Ohio, consiguió un gran éxito tecnológico y comercial en el campo de los eléctricos. El determinante problema de las baterías fue resuelto al recurrir a las que fabricaba Thomas Edison (que ya se habría apropiado de unas cuantas patentes atribuídas al austrohúngaro Nikola Tesla). En la publicidad de la época ya se ponía de relieve la ventaja en cuanto a fiabilidad de los eléctricos sobre los automóviles de combustión interna, mucho más complejos mecánicamente.

Baker comercializó diversos vehículos eléctricos desde 1899 hasta 1914. Su modelo Fiacre tuvo un notable éxito comercial, siendo su primer comprador el propio Thomas Edison, que se fotografió orgulloso conduciéndolo, demostrando así su fe ciega en la electricidad como energía del futuro.

Otro modelo reseñable de Baker fue el aerodinámico Torpedo, parecido al «Jamais Contente» francés, primer automóvil que superó los 100 kilómetros por hora. El Baker Torpedo eléctrico incluso superó de largo aquél record, alcanzando los 120 kilómetros por hora y pasando a ser el primer automóvil en montar unos cinturones de seguridad. Proezas que no están nada mal para su época, hace ya más de un siglo.

Fuente:   http://www.eleconomista.es/ecomotor/motor-clasico/noticias/6668983/04/15/Baker-Electric-el-abuelo-americano-de-los-coches-electricos.html

Deja una respuesta